URBANIZACIÓN - SEGREGACIÓN SOCIO - ESPACIAL

Uno de los aspectos a destacar es la importancia, con el paso del tiempo, de los movimientos migratorios, principalmente desde el medio rural a los centros urbanos, lo que se conoce como éxodo rural. Las migraciones campo ciudad son un fenómeno que se presenta principalmente en América Latina y que tiene entre otras consecuencias el crecimiento de la población urbana. Los procesos de urbanización son característicos en casi todos los países del denominado Tercer Mundo, pero en América Latina tienen una intensidad tal, que los países van teniendo año a año un aumento notorio en la población urbana, así como importantes dificultades para acompañar el mismo con la creación de infraestructura o equipamientos colectivos. Esta situación incide en el deterioro de la calidad de vida de millones de personas que no pueden acceder ni a vivienda adecuada ni a los servicios públicos básicos que ya no cuentan con ingresos suficientes. Es entonces que los pobres urbanos, generalmente se establecen en las áreas periféricas que crecen sin una planificación previa (constituyendo lo que se denomina la ciudad informal) lo que conlleva a la ocupación de áreas de alta fragilidad, como son las laderas de cerros o zonas inundables que tienen escaso o nulo valor en el mercado inmobiliario.

En estas áreas, cuando se presentan fenómenos como deslizamientos, inundaciones, terremotos o maremotos, se produce la muerte de cientos de personas y situaciones de mayor vulnerabilidad.

Ciudades en los países desarrollados:

La mayoría de las ciudades estadounidense y canadiense son recientes, dado que su origen es posterior a la llegada de los conquistadores europeos, por lo que presentan un trazado ordenado, pues han sido planificados. El centro de la ciudad es el Distrito Central de Negocios (CBD), que muestra un aspecto moderno y muy característico, dominado por los rascacielos. Por el contrario, las ciudades europeas tienen generalmente una larga historia, que se refleja en sus edificaciones y en sus planos. El centro es la parte más antigua; en el se encuentran los principales monumentos históricos y su trazado es normalmente irregular, debido a una falta de planificación en sus orígenes lejanos.

Las ciudades de los países desarrollados tienen en común el gran crecimiento de su periferia, donde reside más del 80 % de su población. Sin embargo, a pesar de su moderna y eficiente organización, muchas de estas ciudades presentan una serie de problemas que no son ajenos a la realidad de las ciudades de otros países, como el elevado precio de las viviendas, el tráfico, la contaminación, la delincuencia, y la marginación social de ciertos grupos.

Las ciudades en los países en vías de desarrollo:

A diferencia de los grandes ciudades europeas o norteamericanas, las ciudades en los países en vías de desarrollo de América Latina, Asia y África suelen ser más desordenadas. En ellas el tráfico parece un caos y su infraestructura, insuficiente; sus servicios son más escasos y de menor calidad que en las ciudades más desarrolladas. La mayor parte de sus calles, edificios y barrios presentan profundos contrastes y desigualdades. Mientras una minoría acomodada ocupa los modernos edificios que se sitúan en las mejores zonas de la ciudad, la mayoría de la población vive en los barrios degradados del centro, y sobre todo, en aquellos situados en la periferia.

Por otro lado, en países como el nuestro y en el resto de América Latina se destaca la fuerte concentración de población en grandes metrópolis, que suelen albergar entre el 30% y el 40% de la población nacional. Esta primacía demográfica frecuentemente se traduce en hegemonía financiera, industria, social y política sobre el resto del territorio nacional. 

       

       

Segregación espacial y metropolización.

El crecimiento de las ciudades no solamente es producto de la llegada de migrantes desde el medio rural sino que también es consecuencia del propio crecimiento de la población que habita en la ciudades con un aumento de las desigualdades intraurbanas. Las condiciones de desigualdad al interior de las sociedades latinoamericanas han llevado a que se generen situaciones de segregación socioespacial impuesta y de autosegregación. La población que no cuenta con los ingresos necesarios para sustentarse en espacios urbanos con determinadas condiciones ambientales, pasa obligadamente a vivir en áreas degradadas (segregación espacial impuesta).

En América Latina, el fenómeno del urbanismo marginal es de carácter general, como lo atestiguan los diferentes nombres con que se conoce en estos países "ranchos" (Caracas), "villas miserias" (Buenos Aires), "favelas" (Río de Janeiro), "callampas" (Chile), "tugurios" (Colombia), "cantegriles" (Uruguay). 

Este tipo de asentamientos suelen encontrarse en las zonas periféricas urbanas, donde habitan personas de pocos recursos, con escasas oportunidades y bajo nivel profesional. En su mayoría son habitantes desempleados y con frecuencia social, político y económicamente excluidos. Estos asentamientos suelen ser producto de procesos de autoconstrucción, de autoorganización y de participación de la comunidad, con un significativo respaldo de organizaciones no gubernamentales (ONG) y en muchos casos también de instituciones, así como de líderes políticos o religiosos.

En cambio aquellos sectores de la población que tienen posibilidades de acceder a condiciones ambientales muy adecuadas y se sienten inseguros frente a procesos crecientes de lo que se denomina violencia urbana, adquieren viviendas en los llamados barrios barrios privados (autosegregación) con la presencia de múltiples servicios. A medida que aumenta la brecha entre los que menos recursos económicos tienen y los más ricos, la dualidad urbana se va acrecentando en las ciudades latinoamericanas.