El espacio urbano, es concebido como la base territorial histórica sobre la cual se concretizan los modos de producción articulados por las relaciones entre los agentes sociales.
Este proceso, es producido directa o indirectamente por diferentes agentes sociales como el Estado, empresarios, propietarios de tierras, promotores inmobiliarios, grupos sociales segregados, etc.
Las mayores transformaciones demográficas de las
poblaciones americanas, en gran medida han estado vinculadas a los procesos de
urbanización.
Se dice que hay un proceso de urbanización cuando un
porcentaje cada vez más alto de la población de un país, o de una región,
habita en centros urbanos, es decir, cuando la población considerada urbana
crece a ritmo más rápido que la población total.
Estos procesos no se limitan a
la mera transferencia de poblaciones entre el medio rural y el medio urbano,
sino que incluyen las transformaciones de pautas sociales, culturales, de
consumo y comportamiento. Las Américas constituyen en su conjunto el espacio más
urbanizado a escala planetaria, con un 97% de la población viviendo en áreas
catalogadas como urbanas.
El crecimiento de las ciudades se debe a la
conjunción de factores combinados de expulsión
y atracción. Entre los factores de expulsión de poblaciones desde los
medios rurales, destaca el exceso de trabajadores para la práctica de
actividades agrícolas en determinado momento de desarrollo técnico agrario.
Esto genera flujos de población conocidos como éxodo rural. Entre los factores
de atracción se destaca el desarrollo de economías de aglomeración en las
ciudades, en las que se aprovechan ventajas para impulsar nuevas actividades a
partir de otras. Entre estas se destacan las industrias, ya que en general una
industria requiere de insumos provenientes de otras y a su vez, de servicios
que aseguren su producción. Mientras que en las sociedades de América
Anglosajona, el proceso de urbanización acompañó el proceso de
industrialización desde el S XIX, en los países latinoamericanos este proceso es básicamente una realidad del
S XX, causado por un elevado éxodo rural hacia unas ciudades que no siempre
presentaron a la industria como base productiva.
La urbanización puede producirse porque
aparecen nuevos centros urbanos, porque crece el tamaño de las ya existentes o
por una combinación de amabas razones. En América Latina en el S XIX y
principios del S XX era frecuente el surgimiento de nuevos pueblos y ciudades,
asociados muchas veces al tendido de nuevas fuentes ferroviarias. Aún hoy, donde se verifican procesos de
expansión en la frontera agropecuaria (como en el Amazonia Brasileña), siguen
apareciendo nuevos centros urbanos. Sin embargo, el principal componente del
proceso de urbanización de América Latina es el crecimiento de las ciudades ya
existentes. Las ciudades latinoamericanas comenzaron a crecer como centros de
organización del territorio, con funciones comerciales y de intermediación con
los mercados externos, durante el siglo XIX. Ya en el S XX, nuevos factores se
agregan para explicar la dinámica de las grandes ciudades en América Latina: la
llegada masiva de inmigrantes que permanecieron en las ciudades porque no
podían acceder a tierras rurales, la creación de empleos urbanos durante el
proceso de industrialización, la mecanización de algunas tareas agrícolas y el
movimiento migratorio desde el campo hacia las ciudades. El proceso de
urbanización en América Anglosajona, a diferencia del de América Latina, estuvo
firmemente apoyado en la instalación de industrias y en el crecimiento
económico. La evolución de este proceso en Estados Unidos se caracteriza por la
formación de aglomeraciones continuas de población que van vinculando áreas
metropolitanas entre sí, conformando Megalópolis.
(Adaptado: Geografía “Territorios y Ambientes
en América Contemporánea”, 3º E.G.B. Ed. Aique. Fernández Caso y “Territorios
en Construcción” 2º Año, Ed. Contexto, I. Cassi, Gladys Castro)
Redes Urbanas
Las redes urbanas
son las relaciones que las ciudades establecen entre sí. En esa red, la
localización y la especialización funcional establecen una jerarquía entre
ciudades grandes, medianas y pequeñas. La ciudad grande con el sector terciario
muy desarrollado ejerce una polarización e influencia sobre las menores y sobre
el medio rural. A la vez, atrae consumidores y mano de obra y distribuye bienes
y servicios (que no se encuentran en localidades menores) para toda el área en
su radio de influencia.
Un mayor nivel
jerárquico significa mayor capacidad de alcanzar mercados más distantes. Las
ciudades con economías más diversificadas lideran la red urbana. Las
metrópolis, por ejemplo: ofrecen una gama muy amplia de bienes y servicios,
desde los más simples (alimentos y ropas) hasta los más avanzados o
sofisticados (aviones, universidades, centros de investigación, etc.).
En Estados Unidos
y Canadá, las redes urbanas están conformadas por ciudades de distinto tamaño
muy bien conectadas. En las ciudades de América Latina es común que la red esté
polarizada en unas pocas ciudades muy grandes que concentran un alto porcentaje
de la población y las actividades del País.
(Extraído:
Geografía 2 “Las Américas” pp. 59 (2014) J. Nielli. Santillana. Montevideo –
Uruguay)
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